Qué significa mirar hacia abajo
Se afirma que mirar hacia abajo está vinculado directamente como una manera de verse a sí mismo, que esa mirada profunda es la indagación introspectiva que se hace el ser humano para tratar de darle respuesta a ciertos acontecimientos.
Sin embargo, la simbología dentro de la memoria nacional cuando habla de conquistas, epopeyas y transformaciones, donde resalta el honor, la proeza, la honestidad y el acervo histórico nos obligan a mirar hacia arriba.
Los lugares en la memoria llegan a tener un carácter funcional vinculado a lo material. La memoria nos permite trasladarnos a lugares remotos y allí nuestra mirada está presente, la dirigimos hacia arriba cuando queremos vincularnos hacia lo divino y cuando lo hacemos hacia abajo quizás estemos expresando tristeza, incertidumbre, desasosiego, de acuerdo a como se encuentre nuestro sentir.
Motivos que nos inducen a mirar hacia abajo
Instintivamente, se sostiene que cuando miramos hacia abajo, estamos obedeciendo una orden que le da el cerebro a nuestra vista cuando sentimos en nuestro interior emociones agudas, muy fuertes, que quizás no podamos explicarnos.
Miramos hacia abajo porque queremos protegernos de otras miradas que puedan llegar a detectar nuestro desánimo y nuestra perturbación.
También, ante vivencias fuertes que lleguen a sacudir nuestro estado emocional, al mirar hacia abajo nos sentimos bajo amparo.
Siempre acostumbramos a mirar hacia abajo, es una reacción que no podemos evitar porque con ese tipo de mirada procuramos recuperar nuestro equilibrio emocional, ante un evento que necesitamos procesar debido a cualquier noticia o información que nos acaban de dar.
Otro significado de mirar hacia abajo es cuando se permanece durante mucho tiempo sin levantar la cara, ya que esto puede ser considerado como una sumisión, como una entrega quizás sin retorno, tal vez como una derrota. Tiende a ser una demostración de que no mira hacia arriba porque no tiene ningún interés en progresar o ascender.
La mirada hacia abajo es signo de sufrimiento, de desolación, del recuerdo de lugares melancólicos, donde quizás vivimos momentos difíciles.
Las dimensiones de la mirada hacia abajo
Por ello, a la mirada hacia abajo se le atribuyen tres dimensiones. La primera evoca los rastros del pasado, todas aquellas cosas que de alguna manera nos marcaron, todo el daño del cual pudimos haber sido objeto, ya se trate de personas o historia de vidas truncadas.
En ella también privan los nombres de aquellos que murieron cuando visitamos los campos santos, nuestra mirada se refleja en el suelo, porque quizás allí permanecen seres queridos y pensamos que con nuestra mirada nos comunicamos con ellos y recordamos los tiempos que compartimos.
La segunda dimensión es como una reflexión del pasado, es mirarnos a nosotros mismos para comprender algunos aconteceres, quizás a través de esa posición podamos rememorar todo aquello que nos vinculó al arte y la cultura, a la historia, la cual tiene un carácter eminentemente pedagógico, ya que permite la reflexión del presente y un dialogo virtual hacia el futuro.
El mirar hacia abajo constituye un evento excepcional dentro de la sociedad, es perdernos en nuestra cotidianidad, a veces lo hacemos por temor, por miedo, por querer evadir la realidad.
Una tercera dimensión está vinculada a ese desvío de la mirada, la cual tiene mucho que ver con todo aquello que se nos presenta, pero que no lo podemos apreciar con la mirada porque se torna invisible. La mirada hacia abajo busca el silencio de la memoria, es la forma de ocultar múltiples capas que están encima de nuestra piel, donde en cada una de ellas logran develarse realidades muy complejas.
La mirada hacia abajo indica retraimiento, ganas de no estar, de correr, de escapar a todo aquello que no queremos reconocer, porque sentimos que nuestros espacios han sido invadidos y que ya no tenemos tiempo de reivindicar.
Sin embargo, dentro de esa vacía mirada hacia abajo, conservamos dentro de nosotros mismos el aprendizaje de que todo proceso de construcción de memoria tiende a ser dinámico, con un carácter inacabado y que el pasado lo miramos siempre vinculándolo con el presente, sujeto también a cambios y transformaciones.
La mirada hacia abajo es una ansiada búsqueda en el suelo de aquellas historias mínimas que quizás nos revelan nuestra humanidad, sometida a dimensiones imposibles, pero que cuando levantamos los ojos es como si regresáramos al mundo real y nos conectáramos de nuevo con el hoy y con lo que somos.
Significado de la mirada hacia abajo
La mirada hacia abajo dirigida hacia la derecha se vincula a los sentimientos y a las emociones, acompañada a su vez de sensaciones inolvidables, cuando se mira hacia abajo y hacia la izquierda esto indica que se ha desencadenado una conversación interna muy profunda.
La mirada hacia abajo también indica autorreflexión, la cual puede estar relacionada con una baja autoestima, con un estado reprimido, con una sensación depresiva o con un dolor en el alma.
La mirada siempre indica pensamientos positivos o negativos, ella posee dos tipos de lenguaje, un lenguaje verbal que es delatador y un lenguaje gestual muy fácil de entender y de percibir.
Cuando una persona te habla y no te mira se dice que su cerebro pudiera estar sobrecargado de mucho aconteceres o noticias. La mirada hacia abajo también puede denotar desprecio, molestia, rencor, desagrado.
Además, la mirada hacia abajo es sinónimo de entrega, de cansancio espiritual, de no querer seguir, de retroceso sin límites, de carencia de amor, es todo eso.