8 Ejemplos de Parábolas
¿Qué son parábolas?
Las parábolas son narraciones breves o cortas a través de la cual se pretende dejar un aprendizaje o enseñanza mediante simbolismos. Se trata entonces, de una de las muchas formas literaria mediante la cual se expresa una enseñanza o aprendizaje a través de la analogía.
Uno de los libros que posee mayor cantidad de parábolas es la biblia, particularmente en el nuevo testamento, aunque cabe destacar que en el antiguo testamento también podemos encontrar, pero en menor cantidad.
En este sentido, debemos señalar que otra forma de dejar una enseñanza o aprendizaje es a través de la fábula, sin embargo, esta se caracteriza por tener por protagonistas animales que poseen rasgos o cualidades humanas. Se emplean generalmente para niños.
Ejemplos de parábolas
- La oveja perdida. Nuevo testamento. Lucas 15, 4-7
“¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se le perdió, hasta que la halla?
Y al encontrarla, la pone sobre sus hombros gozoso; y cuando llega a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.”
- La parábola del lápiz
Cierto día, un fabricante de lápices conversaba con sus lápices, diciéndoles a cada uno de ellos las siguientes palabras.
Existen cinco cosas que necesitas saber antes de que te envíe al mundo. Siempre recuérdalas y te convertirás en el mejor lápiz del universo.
Primera: podrás hacer grandes cosas, pero solo si te permites estar seguro en la mano de alguien.
Segunda: probarás un doloroso proceso de ser afilado de vez en cuando, pero eso es exigido si quieres pasar a ser mejor de lo que ya eres.
Tercera: tienes la habilidad de corregir cualquier malentendido que puedas ocasionar.
Cuarta: la parte más importante que existe en ti está del lado de adentro.
Quinta: no importa la condición, debes continuar escribiendo. Debes dejar siempre una marca clara y legible – no importa cuán difícil sea la situación.
Todos los lápices entendieron, prometiendo recordar siempre las palabras de su creador, y entraron a la caja, comprendiendo el propósito de su fabricante.
Somos también como un lápiz. Fuimos creados con un propósito por nuestro Creador.
Y entonces, ¿será que comprendemos todo eso a cada día?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28.
- Parábola del sembrador. Nuevo Testamento. Marcos 4, 26-29
El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.
- Parábola del Águila
Érase una vez un hombre, que mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en un corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos.
Un día un naturalista que pasaba por allí le preguntó al propietario. Porqué razón un águila, el rey de todas las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrada en el corral con los pollos.
Como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser pollo, nunca ha aprendido a volar. Respondió el propietario. Se conduce como los pollos y por tanto, ya no es un águila.
Sin embargo. Insistió el naturalista. Tiene corazón de águila y con toda seguridad, se le puede enseñar a volar.
Después de discutir un poco más. Los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista la tomó en sus brazos suavemente y le dijo: «Tú perteneces al cielo, no a lo tierra. Abre las alas y vuela”
El águila, sin embargo, estaba confusa, no sabía qué era y al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.
Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al águila al tejado de la casa y le animó diciéndole. “Eres un águila Abre las alas y vuela”. Pero el águila tenía miedo de su yo y del mundo desconocido y saltó una vez más en busca de la comida de los pollos.
El naturalista se levantó temprano al tercer día. Sacó al águila del corral y la llevó o una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y le animó diciendo: “Eres un águila. Eres un águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela».
El águila miró alrededor, hacia el corral y arriba, hacia el cielo. Pero siguió sin volar. Entonces, el naturalista la levantó directamente hacia el sol. El águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un grito triunfante, se voló alejándose en el cielo.
Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que, de cuando en cuando, vuelva a visitar el corral. Que nadie sepa, el águila nunca ha vuelto a vivir vida de pollo. Siempre fue un águila, pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.
- El rico insensato. Lucas (12:13:21)
Esta parábola está narrada por Lucas (12:13:21) y las enseñanzas de Jesús a dos hermanos que pretendían repartirse una herencia. Uno de ellos quiso que Cristo convenciera a su hermano para que le diera más dinero del que le correspondía, pero Jesús admitió no tener autoridad judicial para ello.
En cambio, Jesús impartió una importante lección al hermano menor que solo estaba preocupado por la riqueza y no por el mundo espiritual. Así reza el final de la parábola famosa:
«Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios».
Se trata de una de las enseñanzas más conocidas de Jesús a través de sus parábolas más famosas y quiere decir que la riqueza no importa si tu mundo espiritual no es sano y bueno.
- La fiesta de Bodas. Nuevo Testamento. Mateo 22, 2-14
El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo. Y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida. Mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos.
Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció.
Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
- El hijo pródigo. Lucas 15, 11-32
Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde”; y les repartió los bienes.
Y no muchos días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó a pasar necesidad. Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el que le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Y volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti;
ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.”
Entonces, se levantó y fue a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello y le besó.
Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.”
Pero el padre dijo a sus siervos: “Sacad la mejor ropa y vestidle; y poned un anillo en su mano y sandalias en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, porque este, mi hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron a regocijarse.
Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Y el criado le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberle recibido sano y salvo.”
Entonces se enojó y no quería entrar. Salió, por tanto, su padre y le rogaba que entrase.
Pero él, respondiendo, dijo al padre: “He aquí tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para alegrarme con mis amigos. Pero cuando vino este, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.”
Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Pero era menester hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado.”
- El grano de mostaza
El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas. Y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.